domingo, 18 de mayo de 2014

La Dimensión Humanística en la Formación del Contador Público.





Por su naturaleza, la contabilidad es una carrera universitaria de carácter profesional orientada a cubrir necesidades objetivas de información acerca de las transacciones y eventos económicos, lo cual exige conocimientos científicos y el uso de una tecnología apropiada. Para cumplir con su finalidad, se requiere de planes de estudio cuya composición contenga disciplinas humanísticas y metodologías adecuadas como catalizadores para lograr una formación integral. Así pues, se pretende desmitificar el concepto de una profesión vinculada exclusivamente al frío tema de los negocios empresariales con fines de lucro.

Existe una polisemia ampliamente reconocida acerca del significado de los términos humanismo y humanidades.

En esta se entiende por humanismo a la tradición o corriente de pensamiento que se centra  en el hombre, y en la experiencia que tiene el hombre de sí mismo, de Dios y de la Naturaleza…  es la creencia que la persona humana tiene un valor en sí misma y que el respeto al individuo y a sus capacidades latentes es la fuente de todos los demás valores y derechos humanos. Esta formación humanística, de acuerdo con Nussbaum (2005), se caracteriza por:

1) Un análisis reflexivo sobre uno mismo y de la sociedad;

2) El vínculo con los demás seres humanos más allá de las diferencias interculturales;

3) La sensibilidad para ponerse en el lugar de la otra persona.

Por otro lado, humanidades se refiere a las disciplinas que, de acuerdo a la definición anterior, contribuyen a la formación humanística de las personas a lo largo de su vida.

Una formación integral en el ámbito universitario debería comprender tanto la formación humanística como la propiamente laboral.

La formación integral tiene que verse en el contexto en el que los estudiantes van a desarrollar sus actividades, esto es en una sociedad del conocimiento o, lo que es lo mismo, una sociedad del aprendizaje. Lo que interesa aquí es una formación enfocada en los resultados del aprendizaje, es decir en competencias. Una primera aproximación al concepto de competencia, de acuerdo con Zavala y Arnau (2008), se define como la intervención eficaz en los diferentes ámbitos de la vida, mediante acciones en las que se moviliza, al mismo tiempo y de manera interrelacionada, componentes conceptuales, procedimentales y actitudinales.



La dimensión humanista en la formación del profesional contable.

La idea de humanidad evoca así, en su origen mismo, un sentimiento y una disposición a reconocernos como parte de una misma comunidad universal y a ver en cada otro ser humano un miembro de una misma especie que nos plantea exigencias morales, entre ellas precisamente la de ser reconocido y tratado como un igual (Patrón2007).

Entonces, se puede afirmar que el modelo de formación humanista, aplicable a la formación profesional, es aquel que se basa en la formación integral, abierta y sensible a las diferencias y con respeto a la autonomía de las personas. Por tanto, dada su concepción, no es posible excluirlo de la educación superior.

La delicada tarea de formar profesionales competentes con capacidad de juicio moral y con sensibilidad social, implica formular y desarrollar una metodología que permita adquirir conocimientos y habilidades sobre temas propios de la disciplina y del saber humanista.

La formación integral.

La formación humanista está comprometida con el desarrollo de las capacidades de las personas en su valoración como ser humano y va más allá de la capacitación para desempeñarse eficientemente en el mundo profesional o del trabajo, lo cual es una parte importante en el progreso de las personas. Sin embargo, el empleo inadecuado de los recursos y capacidades humanas, no asegura la felicidad, la mejora y la calidad de vida propia y de los demás. La esencia de una formación profesional es la educación especializada con profundo contenido humanista.

Escenarios para la discusión de la formación humanística del contador.

La discusión acerca de las características que debería tener la formación del contador toma distinto cariz según la posición que se asuma: centrada en la formación laboral o considerando una formación integral. Ahora bien, es crucial incorporar a la discusión el paradigma educativo: el tradicional, centrado en la enseñanza, o el nuevo, centrado en el aprendizaje.

El empleo no puede ser nunca el referente exclusivo de la formación. Nos formamos para la vida en general, en la cual el trabajo ocupa una parte significativa pero no exclusiva. Por eso se precisa un tipo de perspectiva más amplia de las competencias de forma que permitan diseñar un proceso formativo más rico y completo, es decir, una formación integral del contador sustentada en una metodología de enseñanza aprendizaje que permita desarrollar y afianzar las competencias que aseguren al egresado de la carrera de Contabilidad desenvolverse eficazmente en su vida personal y laboral.

A pesar de apostar por el desarrollo de competencias, estas son estrictamente laborales y, por tanto, ha recibido críticas pues no sería el más apropiado para un contexto universitario que busca una formación más integral de acuerdo a los requerimientos que la sociedad actual exige.

Formación por competencias.

Tradicionalmente se ha identificado el plan de estudios con la estructura curricular por cursos que deben cubrir la formación académica o profesional de un estudiante. Estos planes de estudio tienen un marcado interés en los contenidos de tipo conceptual (solo conocimientos), con un bajo nivel procedimental y dejan de lado los contenidos de tipo actitudinal, debido a que están concebidos de acuerdo al buen parecer y entender de los profesores expertos en el tema. Es decir, estos planes de estudio están centrados en el docente y no en el alumno.

En cambio, si lo que se pretende es una formación integral centrada en el aprendizaje, un plan de estudios debería ir más allá de un conjunto de cursos y contenidos. Debe contemplar, por un lado, la exigencia del mercado laboral y, por otro, las recomendaciones de agentes vinculados a la profesión, en particular las de los organismos preocupados en establecer normas internacionales de formación del profesional contable. Sin  embargo, muchas veces, estos organismos buscan la adopción obsecuente de estas como si fueran dogmas y que, por tanto, están más allá de toda discusión crítica.

Conclusiones.

Adentrarse a examinar la dimensión humanística en la formación integral del contador supone, en principio, un acuerdo previo de lo que se entiende por humanismo, humanidades, formación integral y ética, dada la polisemia reconocida en estos términos.

Es necesario considerar en la propuesta formativa de los futuros profesionales, los mecanismos apropiados para que desarrollen competencias que lo predispongan a tomar decisiones y a emitir juicios que tengan en cuenta la construcción de ciudadanía, la responsabilidad social y el respeto por la diversidad; es decir, que esté presente la dimensión humanística.

Es particularmente importante, resaltar que la formación humanística se da durante todo el proceso de formación del estudiante en su vida universitaria hasta que egresa, actúa como eje transversal continuo de desarrollo de competencias generales diseñadas específicamente a lograr actitudes de valor humano y lo prepara para el ejercicio de la profesión con responsabilidad y sensibilidad social.

Un plan de estudios basado en competencias, específicas y generales es, hasta ahora, la mejor manera de asegurar una formación profesional integral. Entonces, para que el plan de estudios sea eficaz, se vuelve crucial tener en cuenta la importancia de las técnicas de enseñanza-aprendizaje-evaluación que permitan una formación integral basada en el aprendizaje.

Para lograr el propósito de formar integralmente al nuevo contador, las estrategias adoptadas en el aula deben incluir procesos colaborativos donde el profesor deja de ser un mero transmisor de conocimientos para convertirse en un administrador eficiente del proceso de enseñanza-aprendizaje-evaluación